Armando Movilla Navarro
La Secretaría Distrital de Obras Públicas ha sido su segunda casa por 31 años. Ingresó recién graduado como arquitecto, desempeñándose como Técnico Operativo. Empezó sus primeras labores con presupuestos, diseños e interventorías.
Desde 2016, Armando Movilla Navarro se desempeña como jefe de Oficina de Programación y Control de Obras Públicas. Con su equipo de trabajo se responsabiliza de controlar y vigilar que todas las contrataciones de obras públicas civiles se ejecuten según lo pactado en cada contrato, pensando en la gente y trabajando por comunidades, con vocación de servicio.
Llegó a este cargo luego de participar en concursos internos que le permitieron ir ascendiendo, lo cual va en concordancia con su lema de vida que es “disciplina y constancia”. Dice que ha tenido muy buenos jefes y conocido excelentes personas que han contribuido a su desarrollo personal.
Con todas las experiencias vividas en la Alcaldía, siente que ha hecho su propia escuela. Se le iluminan los ojos al preguntarle por la obra donde haya participado, que le causara mayor impacto, y no duda en decir que es ‘La Fábrica de Cultura’.
Se echa a reír cuando recuerda a la persona que un día le dijo que debía ser muy aburrido estar tanto tiempo en la misma dependencia, sin saber que la dinámica de la Secretaría Distrital de Obras Públicas es bastante intensa y nada monótona, muy del agrado para un arquitecto como Armando.
Está casado, y su alegría de ser padre llegó con unas mellas. Valora la empatía y tolerancia que practica con su pareja, así como el querer que todo esté bien en su relación conyugal. A sus hijas no les da cantaleta. Cree que el mejor maestro es el ejemplo.
Nació en Barranquilla y vivió su niñez en el barrio ‘La Magdalena’. Es el hijo número ocho, de nueve que Dios les concedió a sus padres. De esa prole, tres son mujeres y seis hombres. Se reúne con frecuencia a departir con los varones contemporáneos.
Cuando no está trabajando, está en su casa. Se volvió muy casero con la pandemia. Vive muy dedicado a su familia. No ha viajado casi, pero, si su esposa se le aparece con un tiquete libre destino, cree que viajaría a conocer toda Europa.
Pide mucho a Dios que le dé salud para gozarse a futuro, cuando se pensione, y se dedique a construir una cabaña cerca al mar, y a su lado sembrar una huerta. Pero en el ahora, quiere aprovechar este cuatrienio para experimentar la repotenciación que trae la actual Administración en materia de obras públicas, y no perderse la dicha de hacer parte de la historia del Distrito en el nuevo nivel que se proyecta.