Guardas de seguridad: historias detrás de su labor en el día de su celebración
Nuestros guardas quisieron contarnos algunas historias curiosas que les han ocurrido durante el cumplimiento de su misión en la protección y cuidado de las instalaciones de la Alcaldía de Barranquilla, y todo, porque este 27 de noviembre celebramos su día.
- El día en el que un simulacro terminó en una emergencia real.
Todo transcurría en orden durante el simulacro de emergencias 2022, según lo programado y ensayado. Estábamos a punto de “cantar victoria” cuando de pronto una emergencia real ocurrió.
“Yo salí a repartir los refrigerios del personal de apoyo de la actividad, que se encontraba en el parqueadero, al cierre del simulacro. Debido al gran número de personas que se encontraba en el lugar, no logré ver una de las barandas que sostiene el pasamanos de la rampa de acceso, se me enredó el pie y terminé en el suelo con una rodilla lastimada, que hasta el día de hoy me molesta. Y volví el simulacro en una situación real (risas)”, esta es la historia de Marlidys Polo, una de nuestras apreciadas personas de seguridad.
“¡Imagínate! Yo tirada en el piso, con un gran dolor, las ambulancias que participaron del simulacro ya se habían ido. Tuvieron que llevarme a la clínica en un carro particular y resultó una luxación importante que me incapacitó por una semana”. Desde ahí, asegura Marlidys, nunca más la han encargado de los refrigerios.
- El día en el que perseguimos a un amigo de lo ajeno.
Ya nuestro equipo de seguridad se había percatado de que algo raro estaba pasando en la azotea del lobby y decidieron poner vigilancia especial en esa zona, en las noches. Así nos lo cuenta Wilson Páez: “Yo estaba en mi turno nocturno de supervisor, prestando atención a esta zona que ya habíamos identificado como vulnerable, cuando de repente nos hacen el llamado por radio informando que se había detectado un individuo sospechoso. Un indigente se había trepado por la pared externa de la calle 34, cual hombre araña, e intentaba robarse las partes de los aires acondicionados que se encuentran ubicados en la azotea del lobby. Le dimos la orden de quedarse quieto. El individuo hace caso omiso al llamado. Al intentar controlar la situación con nuestras herramientas de dotación, el hombre se asustó y se lanzó a la calle tratando de sujetarse de las ramas del árbol, que finalmente se parten, y cae al suelo sobre la calle 34, donde ya se encontraban nuestros refuerzos. Mientras este en el suelo pedía ayuda a causa de los golpes, notamos la presencia de un cómplice en el bulevar y empezamos la tarea de capturarlo, que se logró con éxito. No lograron llevarse nada, más que un gran susto y muchos golpes producto de la caída. Primero, llamamos una ambulancia para tratarle los múltiples golpes a la persona y fue puesto, luego, en manos de la autoridad”. “Siempre es una carga de adrenalina enfrentarse a este tipo de situaciones, pero ante todo está mantener el control de las instalaciones de este edificio”, concluye, ya entre risas, Páez.
- El día en el que los ángeles decidieron acompañarnos.
“A mí ya no me asustan, pero en este edificio habitan más que los funcionarios”, así comienza su relato Jorge Barrios, nuestro compañero de seguridad, que usualmente nos apoya desde la entrada del parqueadero, por la calle 35.
“Yo los siento, desde hace mucho tengo una sensibilidad para eso. Volteo y justo ahí esta la sombra, el visaje, una silueta que se me parece mucho a un ser humano. Compruebo que es medianoche y estoy solo. Creo que son ángeles guardianes que vienen a apoyarnos en nuestra labor, así lo veo yo. Es un custodio más en el parqueadero que se me pierde entre los carros que pernoctan aquí”, es lo que asegura Barrios, con franqueza y tranquilidad.
Continúa diciendo que: “Así tenemos ángeles custodios en varios pisos. En el despacho del alcalde, en los pisos 8, 4 y 5. Y son muchas las historias que tenemos los guardas de seguridad con estos seres especiales, que hacen su presencia, de manera usual, en las noches, cuando el silencio, la soledad y la oscuridad se apoderan de esta sede”.
Más que estas historias, nuestros guardas reconocen las enseñanzas que han adquirido gracias a su labor en esta institución, que más que un trabajo lo identifican como un segundo hogar, donde pasan muchas horas de sus días y donde han logrado construir amistades fraternales.
¡Gracias a todos ustedes, nuestros queridos guardas, por ser los custodios de nuestra institución y garantizarnos la seguridad y la tranquilidad!
¡Feliz día!