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Mujer con brazos cruzados

Manteniendo la esperanza y la actitud correcta en estos tiempos

 

Miramos a nuestro alrededor y anhelamos que todo vuelva a ser como antes, que todo cambie en un instante, pero no podemos saber con exactitud la fecha o el momento en que todo volverá a la acostumbrada normalidad. Lo que si podemos hacer es recordar que la respuesta para que este tiempo sea más fácil y llevadero está dentro de cada uno de nosotros. No todos asumimos las cosas de la misma manera, pero para todos es positivo recordar nuestras fortalezas, virtudes y talentos para sacarlos a flote. Es buen momento para redescubrirnos, ser creativos con nosotros y con nuestra familia, esto nos ayudará a trabajar en unidad con ellos y a disminuir la ansiedad que ya aflora, recargaremos así nuestro cuerpo y nuestra mente.

Podemos llegar a sentir que hemos llegado al límite, pero no se trata del más rápido o del más veloz, por el contrario, se trata de ser más fuerte y resistente. Nuestros mayores esfuerzos están enfocados en cuidarnos físicamente para que el virus no nos toque, pero solemos descuidar algo tan fundamental como es nuestra salud mental, emocional y espiritual, siendo que en estas se deposita el 50 % de la fortaleza para ganarle la batalla a la ansiedad, al desespero, la desesperanza, al negativismo y a todo aquello que no aporta, sino que resta. Por eso es preciso hacernos esta pregunta:

¿Cómo estoy hoy?

Para mantener la esperanza, la actitud correcta y sobrevivir a esto que llamamos aislamiento, cuarentena, nuevo estilo de vida y demás, tengamos en cuenta lo siguiente:
Aprendamos a amarnos, a amar a nuestros seres queridos y a amar lo que hacemos.

  • Generemos espacios y rutinas amenas para nosotros y nuestras familias.
  • Busquemos espacios de oración y meditación.
  • Llenemos nuestra mente de pensamientos positivos y no negativos.
  • Enfoquémonos en los aspectos positivos de esta experiencia.
  • Declaremos palabras de bien y no de mal.

Y así veremos que poco a poco nuestra salud mental se fortalecerá.

Durante este tiempo de aislamiento muchas familias han sido afectadas y el dolor ha visitado sus corazones, quizá hemos vivido momentos que no comprendemos. Sin embargo, Dios nos da la fortaleza, nos consuela y nos llena de esperanza. No te exijas, poco a poco el corazón sanará, recobrará la fuerza, y la fe y la esperanza volverán a vivir en ti.