Rina Milena Guzmán González
En el mes de las madres destacamos a una funcionaria que disfruta y valora la maternidad como ningún otro rol en su vida.
Como madre cabeza de hogar, Rina Milena Guzmán González atesora los momentos en que nacieron cada uno de sus tres hijos. En su memoria se establecieron como bendiciones que llegaron para siempre quedarse.
Sin saber cómo lo ha logrado, ha suplido cada necesidad física y emocional de su hija de diecinueve, quien estudia Artes Plásticas con beca de excelencia; su hijo de catorce, que está en décimo grado; y su hija menor de diez, que cursa primaria y está más apegada a ella.
Rina cuenta con el apoyo de una persona en casa, desde que su primera hija tenía un año. La aprecia por ser uno de los ayudadores que Dios ha puesto en su camino para cumplir su misión como madre. “Dios pone ángeles en el camino para que uno siga adelante con sus hijos y cumpla con los objetivos de convertirlos en personas de bien y que sean felices haciendo lo que a ellos les gusta”, asegura.
Está convencida de la importancia de permitir a los hijos la elección de sus profesiones y vocaciones. Por eso, celebra sus pasos e intereses en las artes, sistemas, medicina y cocina, previendo que tendrá artista, desarrollador de sistemas y médica – chef en casa.
Se levanta a las 4:30 a. m. para que le rinda el día. Se arrodilla para dar gracias a Dios. Luego, prepara todo para llevar ella misma a los niños al colegio, pues eso no lo delega, y sale a trabajar.
Es muy amorosa y consentidora. No escatima en besos y abrazos, o en conseguir todo aquello que necesitan en todos los aspectos de su existencia.
En su infancia ayudaba a su madre a realizar los cobros de los negocios familiares, desde sus 11 años. De ella aprendió a ser proactiva y luchadora, pues con valentía contribuyó con la educación de cuatro profesionales, entre esos Rina, la mayor de cuatro hermanos, que se graduó como contadora pública.
Cuando habla de la felicidad de su niñez se remonta a cada 24 de diciembre, comiendo helado y comprando juguetes con la familia y, después, en los amaneceres del 25, viendo la luna y las estrellas en una casa en el campo.
Nació en Sahagún, Córdoba, y llegó a Barranquilla a sus 17 años para cumplir su sueño de estudiar Contaduría. Al sexto semestre de pregrado se vinculó al Distrito como Auxiliar Administrativo, hace ya 26 años.
En la Alcaldía se graduó, hizo su especialización en Revisoría Fiscal, consolidó su familia biológica y amistades valiosas. También ha ganado experiencia muy diversa, en tiempos cortos y largos, pasando por Obras Públicas, Gobierno, Gestión Social, Nómina, Control Interno, Tránsito y Hacienda. En esta última, ejerce como Profesional Universitario en la Oficina de Contabilidad. Ganó este cargo por concurso de mérito en el 2020, así como ha ingresado en otras listas de elegibles de procesos de selección en los que ha participado.
Su mayor satisfacción es que su desempeño profesional la ha respaldado en todos estos años de servicio público. Varios jefes la han pedido para integrarla a sus equipos de trabajo y han depositado en ella su confianza. Los valores que considera la hacen destacar son perseverancia, disciplina y estudio.
El real mérito de esta madre de familia es su calidad de persona, su esmero en la formación y cuidado de sus hijos, y el procurarles un mejor futuro concursando y ganando espacios en buenos entornos laborales.
Le gusta el color azul, que le recuerda el cielo y su amado mar. Le gusta ir a la iglesia y a congresos sobre temas espirituales. Se divierte en centros recreacionales y al ir de compras. Sus mejores planes son aquellos donde están sus hijos.
Pronto le gustaría viajar al eje cafetero y a Europa. Entre tanto, no se queda estática. Sigue preparándose para todo lo bueno que de la vida va a recibir.
Rina Guzmán