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alcalde Pumarejo en Mallorquín

Alcalde de Barranquilla habla claro con María Isabel Rueda

El alcalde de Barranquilla, uno de los mejor calificados del país, explica su secreto y detalla qué deja construido en su ciudad.

P/ Cuando usted se convirtió en Alcalde de Barranquilla uno oía que era como una especie de hijo de papi, pero al poco tiempo resultó un puma. ¿Cómo ha adquirido tanta autoridad en estos casi cuatro años?

R/ Bueno, algunos, que conocieron a mi padre, pudieron pensar que eso me había abierto muchas puertas. Desafortunadamente lo perdí a él en el 2006, a mis 25 años. Desde entonces me ha tocado asumir muchos roles. Tengo una edad que no es usual en cargos como este. Los retos se asumen consultando a los expertos, pero al final uno toma la decisión. Con vehemencia y sin miedo, en el 2007, cuando apenas tenía 27 años, acabamos con la Concesión de Método y Sistemas, que administraba los impuestos de Barranquilla. La fuerza de tomar esa decisión (risas) se la achaqué a la irresponsabilidad de la juventud. No sabíamos ni siquiera que nos estábamos enfrentando a los paramilitares, que terminaron siendo socios de ese negocio, pero aun así tomamos la decisión. Ese es el carácter que he venido formando por más de veinte años.

P/ Se le ha notado, porque la ciudad está boyante, está floreciente. La gente lo califica como uno de los mejores del país. ¿Cuál es el secreto?

R/ Trabajamos por la gente y dando soluciones a los problemas que realmente cambian la cara de una ciudad.

P/ Deme algunos ejemplos…

R/ Barranquilla pasó de ser una de las ciudades principales más desiguales de Colombia a la menos desigual. Hoy hasta Naciones Unidas dice que somos la ciudad principal del Caribe colombiano que mejor maneja el tema de la desigualdad. Hemos logrado, en índices de pobreza monetaria y absoluta, estar por encima inclusive de Bogotá. Es decir, hay menos pobres en Barranquilla que en Bogotá. Quizá para algunos eso parece imposible. Lo que pasa es que, en Barranquilla, los pobres quizás se ven más porque interactuamos con ellos y los tenemos cerca de los sitios donde habitualmente la clase media y alta habitan, consumen y se divierten. Un ejemplo es el malecón. Allá se reúnen todos los estratos socioeconómicos, disfrutando juntos.

P/¿Y ahora va para un malecón dos?

R/Más allá de crecer el malecón, María Isabel, estamos creando el ecoparque de la ciénaga del Mallorquín, que son casi mil hectáreas de áreas protegidas de manglares, bosques, con estructuras palafíticas, senderos que llevan cinco kilómetros por entre la ciénaga, por entre el bosque manglar, con un tren eléctrico que te va a llevar desde el barrio Las Flores hasta la playa de Puerto Mocho.

Y así, Barranquilla se acordará que tiene playa propia y que podrán bañarse los barranquilleros y los turistas en la playa; hacer deportes de vela; avistamiento de aves, y recuperar ese espacio y cuidarlo, porque lo vamos a catalogar este año como un área protegida de Barranquilla. Cuando yo llegué a la alcaldía, ahí había cuatro proyectos de concesiones portuarias otorgadas, y cuando me vaya no habrá ni un puerto ahí, sino un ecoparque de más de mil hectáreas en ese espacio. Así que le estamos devolviendo la mejor esquina de Barranquilla a los barranquilleros.

P/ Y entiendo que asumió el reto de que este año Barranquilla se convierta en la primera ciudad de Latinoamérica donde todos sus colegios enseñen inglés desde primaria…

R/ Nuestro socio es el British Council, que manejará el proyecto por los próximos 8 años. Lo estamos garantizando como política pública y con recursos ya asignados.

P/Tenemos que hablar de todo lo bueno, desde luego, pero también de lo malo. ¿A qué atribuye usted esa racha de masacres que tiene asolada a Barranquilla?

R/ La tasa de homicidios en Barranquilla, si bien no es de las más altas del país, está por encima de lo que quisiéramos ver y de lo que debería mostrar nuestra ciudad. Comparada con otras ciudades portuarias, como Cartagena y Santa Marta, esas ciudades están muy por encima en tasa de homicidios, al igual que Cali. Pero es que se está viviendo un cambio de estructuras criminales. Antes, Colombia tenía dos tipos: la de los grandes narcotraficantes, los Pablo Escobar, los Gacha, luego los Chupeta y demás, y, por otro lado, las pequeñas bandas que se dedicaban al hurto de apartamentos, a las extorsiones, y la Policía podía lidiar con ellas. Hoy en día, esas grandes estructuras desaparecieron, empezaron a volverse una sola y hacen lo que llaman hoy en día, ‘multicrimen’.

Entonces, mediante el microtráfico, se asientan en una ciudad, empiezan a utilizar la droga como fuente de financiación y abren sucursales del delito. Empiezan con la extorsión, con el hurto, inclusive con el sicariato. Y la capacidad de respuesta del Estado no ha sido consecuente. Es por eso que a usted le pueden robar su celular cinco veces seguidas y como no se materializa la captura de esa persona, queda con anotaciones simplemente. Luego, en un par de días, esa persona termina asesinando a alguien y nos preguntamos por qué nunca fue llevada a la cárcel. Ahí necesitamos un cambio en la manera como enjuiciamos y llevamos a la justicia a esas personas.

P/Usted fue uno de los dirigentes que le refrescó la memoria al Gobierno sobre la existencia del escudo nacional, con su mandato de libertad y orden. Pero las reacciones han sido, ante algo tan institucional, que eso es un plan para tumbar al Gobierno…

R/ Cuando uno habla de los derechos básicos de los ciudadanos, en la base de la pirámide está la seguridad. De ella se desprenden todos los otros derechos. No podemos hablar de la reforma de la salud, por ejemplo, si un barranquillero o cualquier colombiano no puede caminar por la calle sin que lo maten. Por eso sin orden tampoco puede haber libertad. Esto no es un llamado al Gobierno, sino a nuestro sistema judicial, a nuestros legisladores, para pedirles que escuchen al país que está clamando por su seguridad.

P/Hoy hasta hay algunos pidiendo un modelo como el de Bukele…

R/ Perjudicial y dañino, porque restringe las libertades; pero lo piden porque se sienten presos de la inseguridad y al mismo tiempo de ese sentimiento de indefensión. El sistema actual no les brinda las garantías. Tenemos que escuchar y cambiar muchas cosas rápidamente, en pro de esa seguridad, porque si no, los modelos autocráticos harán mella en Colombia.

P/ Previendo que tiene una bonita carrera política por delante, ¿usted qué modelo político defiende?

R/ Me definiría como una persona liberal-social, de aquél modelo político que fundó la república liberal de los años treinta hasta el final de los años cuarenta en Colombia. Ese fue el liberalismo que yo aprendí y que aun defiendo. Mi abuelo hizo parte de los gobiernos de Olaya Herrera, de Alfonso López Pumarejo, que era su primo, también del gobierno de Eduardo Santos. Fue hasta primer designado y ministro. Una de las personas que más luchó por la región Caribe.

P/ Entonces, cuando le pregunto en qué orilla está me responde sin pensarlo dos veces y no confundido con las actuales alternativas…

R/ Así es. Quiero luchar por esos derechos y por ese sentimiento de un país en donde sea posible ser libre, en donde todo el mundo tenga la libertad de expresarse, de ser y de crecer; pero al mismo tiempo ser parte de un Estado donde haya orden, con garantías y derechos a todos.

P/ ¿Y en cuanto a su futuro después de dejar de ser Alcalde de Barranquilla? ¿Qué está viendo?

R/ Tengo tres proyectos muy importantes en mi vida para cuando salga de la alcaldía. El primero es la consolidación de la Liga Costeña o la Liga del Caribe, que nació hace cien años, cuando el Caribe empezó a trabajar y a pensar en proyectos que no solo dependieran del sector político, sino de los sectores empresarial, académico, social. Muchos de ellos salieron adelante. Quiero volver a generar esos liderazgos, que no sean solo políticos, sino que cuenten con redes de personas que piensen en transformar una región que necesita de verdad la mirada no solo del Estado, sino también de los mismos ciudadanos del Caribe para salir adelante.

P/ ¿A que más se va a dedicar?

R/ A la consolidación de una red que arrancamos el año pasado con la CAF, la Red de Biodiverciudades de Latinoamérica, donde ya somos 120 ciudades. Trabajaremos por la biodiversidad y por su preservación, pero desde la mirada latinoamericana de preservación y no la mirada de las reducciones impuestas por Norteamérica, Europa y China, que son los mayores emisores, sino con una mirada muy latinoamericana.

P/ Y la tercera ocupación cuando deje de ser Alcalde de Barranquilla…

R/ Un proyecto personal, y le estoy dando una chiva, sin autorización de los demás expedicionarios o aventureros de esta empresa. En conjunto con el antropólogo colombo-canadiense Wade Devis, Sandra Uribe y Omar Téllez, estamos embarcándonos en el montaje de un proceso para viajar por el río Magdalena, doscientos y pico de años después de que lo hizo Humboldt, y mostrar sus bondades, como un ser vivo, cómo lo tenemos que cuidar y podemos usarlo como un motor de desarrollo social y económico en cada una de las poblaciones de la ribera. Es reencontrarnos con el río que nos dio vida y utilizar esa expedición de Humboldt, que fue el primer gran ambientalista, para recuperar esa visión del Magdalena.

Por: MARÍA ISABEL RUEDA – Especial para EL TIEMPO