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Hombres y mujeres del Cuerpo de Bomberos durante entrenamientos

Hombres y mujeres ‘de fuego’

¿Sabías que al Cuerpo de Bomberos de Barranquilla ingresaron 3 mujeres por primera vez en 90 años?

Las mujeres de fuego que están dispuestas a dar su vida por los barranquilleros

  • Shélika Charris (19), Julieth Machado (25) y Elvia de la Rosa (34) son las primeras tres mujeres en vincularse al Cuerpo de Bomberos Oficial de Barranquilla en sus 90 años de servicio.

“Mística bomberil”. Ese es el requisito en el que coinciden Shélika Charris, Julieth Machado y Elvia de la Rosa que se debe tener presente para pertenecer al Cuerpo de Bomberos Oficial de Barranquilla.

En su papel de anfitrionas, pues son las tres primeras mujeres en vincularse en 90 años de la institución de la capital del Atlántico, se refieren a su “ejemplo de disciplina, constancia y valor” con el que quieren abrirles la puerta de entrada a otras mujeres que, como ellas, están dispuestas a dar su vida por otra persona.

 

Shélika, Julieth y Elvia fueron presentadas oficialmente durante la inauguración de la Estación de Bomberos Calle 17, el pasado 7 de noviembre, como parte del equipo de los 30 nuevos integrantes que se vinculan a la institución, adicionales a los 60 que ya se encontraban en ejercicio, con lo que se completan 90 bomberos al servicio de los ciudadanos de Barranquilla.

Julieth es la única con experiencia, ya que estuvo vinculada al cuerpo bomberil de Malambo. Es una apasionada y enamorada por su trabajo y no es para menos, pues viene de una generación “de fuego”.

Su papá es motorista de los bomberos desde hace 20 años y su tío, bombero aeronáutico. Esta técnica profesional en salud del trabajo confiesa que tiene una enciclopedia de gestión contra incendios de dos tomos, de 1.800 páginas cada uno.

Por esa pasión Julieth dice que Alfonso, su pequeño hijo de 8 años, también quiere ser médico de bomberos.

Por eso y porque vemos juntos Chicago Fire—una serie de televisión que retrata las situaciones a las que debe enfrentarse en el día a día— y eso nos emociona a los dos, relata la bombero de 29 años.

Shélika, con apenas 19 años, es la menor de las tres. Decidió aplicar a la convocatoria motivada por el ejemplo de su padre, el teniente Gonzalo Charris, a quien describe como uno de los mejores maestros que ha podido puede tener.

“Me da consejos, está muy pendiente de mí y de la profesión. Él dice estar más entusiasmado que yo”, afirma entre risas la también estudiante de Salud Oral.

Aunque aún no ha tenido su primera experiencia en campo, Shélika cuenta se siente preparada gracias a las anécdotas de su papá y a las pruebas a las que se sometieron durante los entrenamientos del curso bomberil.

Hicimos simulacros de incendios en posibles situaciones riesgosas, además de pruebas sobreleyes y ejemplos de emergencias en la ciudad y el mundo, y esto nos hizo crecer en todo sentido. Debemos tener calma ante todo y analizar cada situación, explica.

Entretanto, la llegada de Elvia al Cuerpo de Bomberos Oficial de Barranquilla fue “una de las casualidades más bonitas que me ha podido pasar”, tal como ella misma relata.

Un día iba pasando por la Estación Central 11 de Noviembre y vio el letrero de la convocatoria. Al ver que cumplía con los requisitos, “pensé, ¿por qué no? Y me inscribí al instante”.

En ese entonces pensó que sería una oportunidad para ponerse a prueba como mujer, “y así fue. Dimos lo mejor de nosotras y en estos momentos estamos capacitadas para desempeñar las mismas funciones que un hombre”, dice con orgullo.

Elvia, de 34 años,estudió Maquinaria Pesada en el Sena, y afirma que su mayor motivación ymás grande admirador de su trabajo es su hijo, Bred Piña.

El pequeño de 11 años es “el que está más orgulloso de su mamá”, lo que la inspira a dar lo mejor de sí misma todos los días para cumplir su labor de servir a la gente y ser un ejemplo para él.


Su preparación

El curso de formación de bomberos tiene una duración—dependiendo del nivel (1 o 2)— de dos a cuatro meses. El entrenamiento es teórico-práctico y terminan con formación en gestión integral de riesgo contra incendios en todas sus modalidades: desde incendios en estructuras hasta los forestales, pasando por manejo de espacios confinados.

Mujer bombero durante entrenamiento

Elvia de la Rosa durante su entrenamiento.

Shélika, Julieth y Elvia también coinciden en que apagar un incendio es un proceso táctico. Hay que confinarlo, extinguirlo y controlarlo. Todos los incendios son diferentes y cada uno tiene su tratamiento y lo mismo pasa con los fenómenos del fuego, por ello hay que estudiar todo con antelación.

“Si nos metemos sin saber podemos pasar de rescatistas a víctimas”, afirman, por lo que deben tener en cuenta, entre otros aspectos, el posicionamiento y ángulo de las cosas, además de las tres ‘s’: seguridad, situación y escena.

La disciplina debe ser total. Al inicio de cada turno de 12 x 24 horas deben inspeccionar cautelosamente su equipamiento: casco, monja o capucha, chaqueta, guantes, pantalón y botas para que, apenas suene la señal de alarma, puedan salir de inmediato a atender la emergencia.

Las bomberas también explican que “si tú no tienes el conocimiento, pueden haber lesiones”. Las mangueras que miden de 30 a 50 metros, por ejemplo, pesan 30 kilogramos, “lo que varía dependiendo si está seca o mojada”. Esto, sumado a la presión de la bomba, puede ocasionar una situación riesgosa.

 

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