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Primer plano de Andrés Rodríguez-Pose durante el Foro de Desarrollo Local en Barranquilla 2025.

Desigualdad territorial y polarización política: el llamado de alerta de Andrés Rodríguez-Pose desde Barranquilla

El académico de la London School of Economics participó en el Foro OCDE 2025 con una masterclass que abordó las consecuencias del abandono a las regiones rezagadas. Aseguró que las zonas estancadas no solo pierden crecimiento, sino que alimentan el malestar político.

 

Durante su intervención en el Foro OCDE 2025, el profesor Andrés Rodríguez-Pose, reconocido investigador, encendió una alerta urgente sobre los riesgos de seguir ignorando a las regiones rezagadas. Desde el escenario en Barranquilla, aseguró que la desigualdad territorial se ha convertido en uno de los principales detonantes de la polarización política que hoy viven países de América Latina, Europa y Estados Unidos.

“La venganza no la ejerce quien nunca tuvo nada, sino quien lo tuvo y lo perdió”, explicó, haciendo referencia a ciudades que fueron centros industriales y hoy votan por opciones radicales.

Rodríguez-Pose explicó que el desarrollo no puede seguir concentrado en pocas ciudades. Desmontó tres ideas equivocadas que, según él, aún dominan la formulación de políticas: que las grandes ciudades son las únicas que crecen, que su crecimiento se expande al resto del país, y que todos desean migrar hacia esos centros.

Bogotá puede crecer, pero ese crecimiento no va a llegar a Barranquilla ni a Cali. Y muchos no quieren irse. Lo que quieren es progresar donde nacieron”.

En su exposición presentó el concepto de “trampa de desarrollo”, una situación en la que regiones enteras —como La Guajira en Colombia o el interior de Francia y Estados Unidos— crecen por debajo de su propio pasado y del promedio nacional. Estas zonas quedan estancadas por décadas, alimentando el descontento y perdiendo competitividad. “En Kazajistán, se trabajó con el Banco Asiático de Desarrollo para anticipar esas trampas. En muchos países no se hace nada hasta que estallan las protestas”, advirtió.

Rodríguez-Pose también cuestionó las soluciones tradicionales que se ofrecen a los territorios rezagados. Dijo que los subsidios perpetuos y el empleo público masivo no resuelven el problema y, en muchos casos, lo agravan. “Las personas no quieren depender del Estado. Quieren demostrar su talento. Córcega, por ejemplo, tiene 50 % de empleo público y, aun así, tres de sus cuatro diputados están a favor de la independencia”.

También criticó la obsesión con la infraestructura como única fórmula de desarrollo. Contó cómo en España se construyeron trenes sin pasajeros y aeropuertos sin aviones. “El desarrollo no puede sostenerse en una sola pata. Es como una mesa: debe tener infraestructura, capital humano, inversión e innovación. Si falta una, se cae”.

Al final de su intervención, respondió a una pregunta del público sobre si existen casos de reversión exitosa de la polarización. Su respuesta fue directa: muy pocos. “Durante las décadas de 1950 y 1960 hubo convergencia territorial. Pero desde los años 70, lo que predomina es la polarización. Las políticas nacionales han favorecido a las zonas más dinámicas y han ignorado a las otras”.

Su mensaje fue claro: la desigualdad territorial tiene costos económicos, sociales y políticos. Y si no se actúa con visión integral, el malestar continuará creciendo.

Más polarización lleva a menos crecimiento. Y menos crecimiento genera más polarización. Es una espiral. La única salida es con políticas territoriales reales, inteligentes y sostenibles”, concluyó Rodríguez-Pose.