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Comandante del Cuerpo oficial de bomberos, posa junto al carro de bombero.

Edwin Álvaro Pacheco Ruiz

Todo comenzó en 1996 con la visita de un amigo a su casa, quien le contó del curso de bomberos que se abriría en la ciudad. Su papá le dijo: “Ese curso te sirve” y lo motivó a hacerlo. Por hacerle caso y por su esfuerzo personal y disciplina, se incorporó hace 29 años al Cuerpo Oficial de Bomberos de Barranquilla; ya está en carrera administrativa y hace un mes es su comandante.

Edwin Álvaro Pacheco Ruiz nació en Caucasia, Antioquia. A sus 5 años migró con su familia a Barranquilla. Es administrador de Empresas, tecnólogo en Salud Ocupacional, con formación permanente en temas bomberiles y de seguridad industrial. Aprovecha cada oportunidad de crecimiento personal para evolucionar en su rol de servicio a la comunidad.

Recién nombrado como comandante de los bomberos en el Distrito, manifiesta su orgullo y compromiso por seguir luchando por su institución, la cual ha visto crecer en infraestructura, y esta lo ha visto crecer académica y personalmente a él. Es testigo de cómo pasaron de tener dos estaciones, “con una a medio funcionar” y una máquina de 500 galones, a contar con 5 estaciones, 15 máquinas y 180 bomberos altamente capacitados, gracias al compromiso del alcalde. Ingresa en un buen momento y sueña con la ampliación de grupos internos de trabajo.

Él empezó como bombero, siguió como operario (ahora cabo), y luego teniente. Conoce el desempeño de un bombero en distintos niveles, por lo que comanda el recurso humano con toda autoridad y respeto.

Bombero posa de pie, con el brazo izquierdo sosteniendo su casco y a su espalda el carro de bombero

Padre de familia comprometido y bombero, que se ha desempeñado en distintos niveles, y hoy comanda el Cuerpo Oficial de Bomberos de Barranquilla

Está completamente inmerso en la cultura del Caribe y es juniorista al 100 %. Su papá es barranquillero, nacido en el barrio San Roque. Su mamá es antioqueña. “Todo lo que hoy soy se lo debo a Barranquilla”, asegura el comandante con vehemencia, porque se ha construido a pulso en una ciudad que define como “estratégica y pujante”, con río, mar y todo lo que la caracteriza. Ha tenido la oportunidad de viajar, pero en Barranquilla se queda.

Es un hombre de familia. Tiene 4 hijos. Los 2 mayores son adultos, de dos relaciones anteriores. Desde hace 25 años conformó su actual hogar, y con su pareja tiene un joven próximo a graduarse del colegio, con un alto puntaje en pruebas Saber; mientras su niña, su única “princesa”, recién llegó de un congreso en Paraguay, donde participó con un grupo de investigación científica, y viajará el próximo año a España, a presentar otra experiencia de investigación con su institución educativa. El mérito de los éxitos académicos de sus hijos, el comandante Edwin lo atribuye a su esposa.

Hace 6 años hizo un pacto con su familia, sustentado en la frase: “No todos podemos crecer a la vez cuidando el mismo árbol”. Él se comprometió a ser el proveedor de las finanzas y protección en casa, y Laura, su mujer, dejó a un lado sus labores profesionales como administradora de Empresas, para administrar su hogar. Es ella quien se asegura de que los niños cumplan académicamente, y ambos como padres asumen la crianza con valores, respeto y enfoque social.

Desayuna con asadura de cerdo, disfruta en sus descansos con su familia en playa, cine o en sitios de juegos para niños. Atesora la frase de sus progenitores: “La humildad es la base de toda verdadera grandeza”. Se recuerda cada día que su motor es trabajar por la comunidad, aunque eventualmente amanezca un primero de enero fritando pescado para desayunar, después de un asado fallido como cena de fin de año, con el cansancio de atender emergencias, pero con el corazón orgulloso de la labor cumplida, dejando un legado de abnegación, amor y disciplina para las venideras generaciones de bomberos de Barranquilla.