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Luis Armando Ortiz, funcionario destacado como personaje de boletín interno.

Luis Armando Ortiz Álvarez

Nació y creció entre preciosos paisajes de Ábrego, Norte de Santander. Se recuerda de niño, muy tranquilo, haciendo dibujos en los papeles donde su papá empacaba el pan de su tienda de barrio, negocio familiar del que recibían su sustento.

Salió de su tierra natal hacia Bogotá a los 17 años a estudiar, becado, Arquitectura y luego su maestría en Urbanismo. Allá alcanzó muchos logros con sus estudios y laborales; se casó, tuvo dos hijos y hasta escribió un libro. Y desde el 2020 está radicado en Barranquilla con su familia.

Luis Armando Ortiz Álvarez, arquitecto y urbanista, ganó por concurso de mérito su cargo de Profesional Especializado, en la Oficina de Gestión Urbanística, de la Secretaría Distrital de Control Urbano y Espacio Público. Cumple funciones de control y seguimiento urbanístico a distintos proyectos de la ciudad. Su trabajo es de oficina y también de campo. Además, complementa sus actividades laborales con la docencia.

Tiene pasión por los paisajes urbanos. Se fascina con el encuentro del río-mar-ciudad y el Gran Malecón es su lugar favorito en Barranquilla. Valora la renovación de las ciudades en áreas deterioradas de sus centros históricos, como la recuperación de cuerpos de agua. Sigue de cerca las intervenciones urbanísticas de Barcelona, Londres y Seúl.

Sus referentes de hogar son muy fuertes. Sus padres acaban de cumplir 50 años de casados. Tiene dos hermanas, él es el único varón y el hijo de la mitad. Su entorno familiar y geográfico despertó su sensibilidad por el arte. Pinta al óleo y acuarelas y, por supuesto, los cuadros que decoran su casa los hizo él.

Luis Armando Ortiz, funcionario destacado como personaje de boletín interno

Luis Armando Ortiz, funcionario de la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público

Conoció a su esposa Carolina en una caminata ecológica junto al río Sumapaz, ubicado en los departamentos de Cundinamarca y Tolima. Ella es fundamental en su vida, lo apoyó en la decisión de establecerse en Barranquilla, algo que estima demasiado. Está seguro de que tienen un equipo muy fuerte.

Los fines de semana prefiere trotar, montar en bicicleta, pintar y leer sobre historia y arte. Disfruta de momentos especiales en su hogar y cuando sale a compartir con sus seres queridos. Es sencillo, amable y alegre, salsero y cautivado por la comida costeña. Lo tientan una posta cartagenera, un sancocho trifásico o de guandul. Pero no puede dejar por fuera de este inventario gastronómico al ajiaco santandereano y la arepa ocañera.

Diseña sus planes para un futuro donde pueda viajar en pareja, hacer un doctorado en Arquitectura y Urbanismo, y ver a sus hijos realizados.

A Barranquilla le agradece la oportunidad laboral, la estabilidad, la gente amable; por el río y el mar, que le inspiran nuevas pinturas en su alma.