Seleccione esta opci�n como atajo para volver al inicio de esta p�gina.

Amor a tres… La conmovedora historia de Ivonne

Era el día más feliz de su vida, Ivonne daba a luz a su primera hija María José. Emocionada, junto a su madre y esposo, esperaba con ansias el poder tenerla entre sus brazos. Llegó el momento y a través de parto natural vino al mundo una princesa de ojos verdes, preciosa como su mamá. Todo era felicidad hasta que Ivonne escucha las palabras que le cambiarían la vida: “Su hija padece síndrome de Down”. Llorando sin parar, se preguntaba por qué, si nunca tuvo complicaciones durante la gestación, si todos sus exámenes estuvieron en orden, y todo parecía siempre normal. Aceptación y amor fue lo que surgió a partir de ahí.

Desde el momento en que nació, María José se convirtió en la luz de su familia, la consentida de todos, el orgullo de sus papás una niña inteligente que a sus 5 años, gracias a sus capacidades, fue escogida por el cirujano Darío Cabello para practicarle la cirugía de implante de nariz.

Ya habituada a vivir por y para su hija, Ivonne recibe la noticia de que nuevamente será mamá, esta vez de un varón. La ilusión llega de nuevo cuatro años después y con esto también el miedo, miedo que no dejó que ella se practicara el examen diagnóstico para saber las condiciones en las que vendría su próximo hijo. Prefería no saber. Luego de un embarazo largo, por medio de una cesárea de emergencia nació Jacob, un pequeño gordo y hermoso que enamoraba a todo el que lo veía.

Sin esperarlo, a los meses Ivonne queda nuevamente embarazada y nace Juan Pablo, su hijo menor, hermoso y sano, sinónimo de felicidad para sus padres. Los tres niños crecen y el curso de la familia transcurría con normalidad.

Por su lado, el pequeño Jacob empezó a gatear y al año empezó a decir sus primeras palabras. Deciden llevarlo al colegio y las profesoras le informan a Ivonne que Jacob no habla, que solo señala y que no se relaciona con los demás niños. Preocupada acude a un neurólogo pediatra para buscar la razón de los comportamientos de su hijo, y vuelve la presión en el pecho quedando, “devastada”al recibir la noticia de que Jacob tiene autismo.Tantas cosas y ella seguía sin entender, cuenta que solo Dios le dio la fuerza para continuar. Relata que ahí empezó una lucha sufrida por los tratamientos para su hijo, las empresas de salud son deficientes en el tema y no conocen sobre esta enfermedad las terapias necesarias son muy costosas y se negaron a dárselas.

Después de un año de discusiones, peleas y tutelas, a Jacob le aprueban sus terapias y empieza a avanzar. Entre su trabajo, su esposo y sus hijos transcurría su vida, siempre luchando por la salud de cada uno de ellos. Al año y medio de estar en terapias, sin razón alguna vuelven a negarle las terapias a Jacob y este empieza a retroceder. Desesperada sin saber a quién recurrir, busca ayuda en su trabajo de ese momento, la Secretaría de Gestión Social. Gracias a su jefe y a un compañero cercano, es entrevistada por El Heraldo para contar su situación. Al día siguiente de la publicación era reconocida por todos en el edificio central de la Alcaldía: porteros, compañeros de otras oficinas, jefes, todos le brindaron su apoyo al conocer su historia. Ese mismo día recibe la autorización que permitiría a su hijo seguir con el tratamiento.

Hace año y medio Ivonne presenció por primera vez una convulsión de su hijo, los vecinos le contaron que en el momento ella no dejaba de gritar. Ella no recuerda nada, el shock fue tal, que su mente se nubló. Con tratamientos y medicamentos intentan sobrellevar la situación. Ella ahí, siempre al pie de sus hijos, para cuidarlos y darles todo el amor del mundo.

Actualmente, María José tiene 21 años, Jacob 16 y Juan Pablo 14. Cuenta Ivonne que su hijo menor se convirtió en el mayor. “Es un niño muy maduro para su edad, parece un viejito”, dice con mucho orgullo. Él se ha convertido en pilar y apoyo indispensable para ella y sus hermanos, habla con ellos, juega con ellos y es quien los cuida por la tarde cuando sus padres están trabajando.

Con lágrimas en sus ojos, Ivonne recordó todos estos momentos difíciles, pero también su alegría e inmenso amor se manifestaron en el tono de su voz cuando habló de sus 3 hijos, cada uno con un espacio tan grande en su corazón, que no le cabe en el pecho.

Hoy Ivonne, desde la Oficina del Sisben, donde labora, recibe a todos los usuarios con una gran sonrisa. Su calidez y vocación de servicio se perciben a metros de distancia, sus hijos han sido su motivación para seguir adelante y la razón por la cual se levanta cada día llena de fe y esperanza, dispuesta a brindar siempre lo mejor.

No podemos dejar de decir lo orgullosos que nos sentimos de tener como compañera a mujeres como Ivonne, ejemplo para nuestra Capital de Vida. ¡Gracias por compartirnos tu historia!

IMG_1134

IMG_1135

IMG_1136

IMG_1137

IMG_1138

IMG_1139

IMG_1140

IMG_1141

IMG_1142