Cultura del autocontrol
La cultura del autocontrol es la capacidad y la disposición que debe tener cada servidor público para evaluar su trabajo y hacer los correctivos tendientes a mejorar el desempeño cotidiano relacionado con la aplicación de las normas, los principios éticos y la responsabilidad en el cumplimiento de nuestra labor.
Lograr el autocontrol requiere la implementación de un proceso de sensibilización, capacitación y divulgación que nos permita alcanzar la interiorización y reafirmar el compromiso con los valores institucionales.
El autocontrol se caracteriza por la capacidad de cada funcionario de tomar conciencia de su propio trabajo y de la importancia de su compromiso como servidor público, así como de la participación en su proceso.
De esta manera, pues, para alcanzar los resultados esperados debemos tener presentes los siguientes elementos:
- · Evaluar nuestra propia gestión
- · Trabajar con responsabilidad por el mejoramiento continuo
- · Detectar desviaciones o errores en nuestro trabajo
- · Efectuar los correctivos necesarios
- · Solicitar ayuda, cuando se requiera.
Al autoevaluar nuestra propia gestión hacemos referencia a la conciencia que no es más que el conocimiento hacia nosotros mismos, al cuidado, al juicio, a la responsabilidad y a la seriedad con que realizamos nuestro trabajo, lo cual se traduce en calidad de vida laboral. Es decir, nos corresponde hacer bien el trabajo, a conciencia, evitando tener que repetirlo, lo cual implica apropiarnos y responsabilizarnos de nuestros actos.
Para tener la certeza de que estamos ejerciendo autocontrol es preciso, al examinar nuestro trabajo diario, monitorear los siguientes aspectos:
- · El cumplimiento de las metas
- · El compromiso
- · La participación proactiva
- · La comunicación fluida y oportuna
- · El respeto por las ideas de los demás
- · La prestación de un buen servicio.