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Diana Balza sonriente con uniforme de bombera, sentada frente a un fondo de la Alcaldía de Barranquilla.

Diana Ester Balza Acosta

 

A sus diez años, en el barrio la conocían como “la cabellona morenita”. Por diversión soltaba los caballos que estacionaban en la ferretería de la cuadra y salía a pasearlos, con tanta rapidez, que el dueño ni se daba cuenta. Con su cabellera larga galopaba con la fuerza y elegancia de una amazona. El dueño de los caballos decía que era muy arriesgada e intrépida, condición que a ella – sin saberlo – le sería útil para dominar situaciones laborales en su futuro.

Desde niña mostró un carácter fuerte pero noble. Era estudiosa y ganaba medallas por ello. No era fanática de muñecos ni caricaturas, pero jugaba sin parar al escondido, al fusilado, montaba patineta, bicicleta, corría, brincaba y al llegar la noche dormía extenuada por el cansancio extremo.

Soñaba con ser abogada e investigadora criminal, pero terminó estudiando Técnico Administrativo en Salud. Su meta era clara: conseguir un buen empleo y brindarle estabilidad económica a su familia. Luego estudió para ser bombera y ahora se proyecta con una próxima carrera profesional.

Diana Ester Balza Acosta es barranquillera y bombera. Vive con su madre y su hermano, quienes son su mayor soporte emocional. En casa también los acompaña Miel, su gato, al que bautizó así cuando pensaba que era hembra, aunque luego descubrió que era macho.

Diana se vinculó hace 8 años a la Alcaldía de Barranquilla. Su primer lugar de desempeño laboral fue la Secretaría de Hacienda, como asistente de la jefe de Contabilidad. Estando allí le informaron que se haría un simulacro de emergencia en el edificio principal en Paseo Bolívar y ella se preparó como le indicaron. Ese día vio llegar a los bomberos con sus máquinas y equipos. Fue como ver una película que revelaba un destino escondido: “Quiero ser bombera”, se dijo sin pensarlo.

Diana Balza, sonriente de pie en el edificio de la Alcaldía de Barraquilla con uniforme de bombera , azul oscuro.

Diana Balza, del Cuerpo oficial de Bomberos de Barranquilla.

Ese momento fue decisivo. Diseñó su plan de capacitación y realizó los cursos de bomberos en nivel 1 y 2. Pudo ingresar en provisionalidad al Cuerpo Oficial de Bomberos hace 4 años. No fue fácil para ella, al principio, pasar de un trabajo de oficina, con aire acondicionado, a un ambiente rudo y exigente, rodeada en su mayoría por hombres, con horarios nocturnos. Todo esto casi la lleva a retractarse, pero encontró la motivación necesaria para seguir. “Perseveré y me quedé en bomberos. Considero que es lo mejor que me ha podido pasar en la vida”, afirma con orgullo.

Recién se posesionó y está en periodo de prueba en su cargo de bombera, pero ahora en carrera administrativa, luego de ganar concurso de mérito abierto que hizo la Alcaldía con la Comisión Nacional de Servicio Civil. Para prepararse y ganar este concurso, se entrenó física, mental y espiritualmente. Hoy, Diana está asignada a la estación El Edén. Participa en atención de incendios estructurales, vehiculares y forestales, realiza control de abejas, inspecciones de árboles, rescate de animales, entre otras labores. Trabaja por vocación y pasión. Le gusta servir a la comunidad e inspirar a los niños que la vean como una heroína.

Aprovecha su tiempo libre para entrenar físicamente, leer la Biblia, compartir en familia y salir a comer. Quiere estudiar Administración Pública, casarse y formar una familia con hijos. Ya cumplió dos de sus grandes sueños: tener casa propia y ganar su cargo por concurso de mérito. Con mucha disciplina trabaja cada día para lograr sus metas, aferrándose a la frase “el que persevera alcanza”.

Quien quiera conquistar a Diana debe saber que las flores no están en su lista de gustos. Prefiere gestos sinceros, actitudes que demuestren respeto y cariño. Es amante de los perfumes, los labiales, el maquillaje, los bolsos y los relojes.

Sueña con viajar. Quiere conocer Nueva York, Turquía y, sobre todo, Japón, país que admira por su disciplina, su orden, su tecnología y la educación de su gente.

Así es Diana: una mujer valiente, que cambió los papeles y los escritorios por las sirenas y el humo; que cuando se levanta cada mañana confirma que está exactamente en donde quiere estar.