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Ilustración Ciénega de Mallorquín

Barranquilla y su apuesta por volver al Magdalena y al mar

En la capital de Atlántico resaltan tres proyectos claves para la naturaleza y la economía del país.

 

MATEO GARCÍA
Redactor de Nación/periódico El Tiempo

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El río Magdalena es la historia de Colombia y Colombia es un regalo del Magdalena. Así lo describe el antropólogo y etnobotánico Wade Davis, quien lo ha recorrido decenas de veces. Tantas que ni se acuerda.

Y este afluente, olvidado por décadas, pero siempre presente en las comunidades que viven a sus orillas, puede contar la realidad de las muchas Colombias que tenemos. Eso lo sabe Davis, quien se atrevió a escribir un libro sobre él, sobre esos 1.528 kilómetros que atraviesan el país de sur a norte, que tituló ‘Magdalena, Historias de Colombia’.

El libro fue publicado a finales del 2020, durante los días más duros de la pandemia del COVID-19, pero solo hasta hace unos meses fue traducido al español.

“No es solamente el corredor del comercio, es la fuente de la cultura: poesía, literatura, música. Pero también puede ser un río de los muertos”, señala Davis sobre la importancia del afluente para nuestro país.

Para hacer este libro de 480 páginas el autor realizó un recorrido de principio a fin, desde Bocas de Cenizas, en el Atlántico, hasta el Páramo de las Papas, que divide a Cauca y Huila. Tardó cinco años, pero pudo conocer las realidades de nuestro país.

Hombre en el malecon

Wade Davis y el libro ‘Magdalena, Historias de Colombia’.

Comprendió, entre otras cosas, cómo ciudades que alejadas del río, como Bogotá y Medellín, se hicieron gracias a este. También comprendió cómo a música perpetró en sus comunidades, así como la gastronomía. Y se dio cuenta que el Magdalena, además, cuenta historias de la guerra.

Pero el Magdalena siempre ha sido esperanza de vida, a pesar de que durante años le dimos la espalda, aunque en los últimos años hemos comenzado a ‘recuperarlo’. Y Davis, así como las comunidades que viven en la cuenca el río, saben que esto es clave para que el país siga teniendo vida.

“Uno escucha de las personas ya sea la Ciénaga Grande, en Bocas de Ceniza o en pueblitos como La Jagua que también existe la conciencia de que para sanar sus vidas, todos saben que deben sanar el río, y sanar el río es limpiar sus almas”, señala el autor.

Precisamente esta es un trabajo que vienen realizando desde Barranquilla desde hace unos años, cuando “decidieron dejar de darle la espalda al río” y hacerlo parte de su cotidianidad, de la vida de la ciudad, tanto para sus habitantes como para los turistas.

Lo primero que hicieron fue el Gran Malecón del Río que en pocos años se convirtió en uno de los principales destinos turísticos del país. De hecho, según cifras de la Alcaldía de Barranquilla, el año pasado recibió a más de 10 millones de personas.

Alcalde pumarejo

El alcalde Jaime Pumarejo estuvo en el lanzamiento del libro.

Precisamente en este lugar, a orillas del Magdalena y golpeados por la brisa, hace unos días se realizó un conversatorio sobre el libro de Davis y lo que planea Barranquilla, así como el país, para el futuro del río.

La idea es que este vuelva a ser aquél que narró Gabriel García Márquez en su obra, como en ‘El amor en los tiempos del cólera’ en los viajes de Florentino Ariza, el protagonista de la obra.

De este encuentro participaron Davis, el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo y Xandra Uribe, quien acompañó al autor en el proyecto.

Panorámica malecón

El Gran Malecón del Río.

Los proyectos claves de Barranquilla en el río Magdalena y el mar

“El río se llenó de sedimentos y se estancó en 1942 y 1945, y de nuevo en 1958 y 1963. Millones de dólares se han invertido, y seguramente se seguirán invirtiendo, en nuevos y, quizás, mejores intentos de industrializar la desembocadura del río. Pero al final, el Magdalena seguirá llevándolo todo al mar, fundiendo el cuerpo de Colombia, como canta Shakira, como el de un amante con las aguas del mundo”, escribió Davis en su obra.

Según Pumarejo, el río fue olvidado por más de 100 años por nuestros gobernantes, aunque siempre estuvo presente para las comunidades. Pero para el mandatario no solo se trata de volver a mirar al río, también regresar al mar.

Reunion

El alcalde habla de la importancia de no solo darle la cara al río, pero también al mar.

Barranquilla es una ciudad del agua. Nació por la interacción fluvial y marítima. La habíamos abandonado, le habíamos dado la espalda al río, que recuperamos, pero la idea ahora era que Barranquilla volviera al mar, volviera a la ciénaga y se reencontrara con sus raíces”, aseveró el alcalde.

En ese sentido, Barranquilla le apuesta a tres grandes proyectos para promover su interacción con el agua: Ecoparque en la ciénaga de Mallorquín, la Alianza Público Privada (APP) del Río Magdalena y el puerto de aguas profundas.

La ciénaga de Mallorquín, ‘la esquina más mágica’

En la ciénaga de Mallorquín se está construyendo un ecoparque de unas 1.000 hectáreas que, incluso, contará con una playa al frente del Caribe, la cual hoy es conocida popularmente como puerto Mocho, y, explicó Pumarejo, teníamos pero no sabíamos que era nuestra.

Allí se están invirtiendo 530.602 millones de pesos y el objetivo es que sea un sitio en el que el turismo conviva con la conservación de la naturaleza.

La idea es que se puedan practicar deportes acuáticos, así como eventos culturales y que las personas puedan tener interacción con la naturaleza. Según proyecciones iniciales, se espera que la recuperación integral de la Ciénaga genere ingresos de hasta 1,4 billones de pesos en los próximos 10 años, teniendo en cuenta que podría recibir hasta un millón de visitantes al año. Pumarejo dice que esta será “la esquina más mágica de Colombia”.

Alcalde Pumarejo

Se espera que recuperación integral de la Ciénaga genere ingresos de hasta 1,4 billones de pesos en los próximos 10 años.

Actualmente se están instalando estructuras de madera sobre el agua, las cuales soportarán los senderos y ciclorrutas que tendrá el parque.

“Esta ciénaga será espectacular para este tipo de prácticas. Va a haber bastante recreación náutica. Es algo que no era usual y está solo a 10 minutos de Barranquilla”, agregó el mandatario.

De Barranquilla a Barranca por el río Magdalena

Sobre la navegabilidad del Magdalena, en la ciudad, así como desde el Gobierno Nacional, aseguran que ya ven una solución. Para esto se espera la adjudicación del contrato a la empresa que se encargará de administrar el afluente.

Con esto se busca que un privado garantice la navegabilidad entre Bocas de Cenizas, en Barranquilla, y Barrancabermeja (Santander), algo clave para el comercio y el turismo.

Quien se quede con la licitación, que debe ser entregada en los próximos meses, hará actividades de dragado, construcción de estructuras de encauzamiento, protección de orillas y mantenimiento en general.

Esto generará alrededor de 12.000 empleos y se espera que impulse la economía en 69 municipios de siete departamentos, gracias a las obras en 668 kilómetros.

“Este es el proyecto de navegabilidad fluvial más importante que vamos a desarrollar en el país, desde Barrancabermeja hasta Bocas de Ceniza por los próximos 15 años. Es sin duda, un proyecto transformacional para la región y para el país. Cumplimos con el proyecto mejor estructurado que se ha tenido, para traer progreso y desarrollo para esta región y para el país”, opinó hace unos meses el presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), Manuel Felipe Gutiérrez.

Así será el futuro del puerto de Barranquilla

El ingreso de buques al puerto de Barranquilla se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades y los comerciantes. Durante los últimos meses son varios los barcos que se han quedado encallados en estas aguas debido a la alta sedimentación.

Y aunque llevamos unas semanas estables gracias a las labores de dragado, esta no es la solución al problema que termina afectando la economía del país.

Por esto se planea la construcción de Puerto Futuro, un puerto de aguas profundas que podrá recibir a cualquier buque.

Estará ubicado en el mar y la idea es que buques de gran calado lleguen hasta allí y, posteriormente, por cabotaje lleguen hasta los puertos actuales e, incluso, sigan hasta el interior del país.

Se llegó a esta conclusión tras contratar a la firma Royal HaskoningDHV, de Países Bajos, para encontrar una solución a los problemas de sedimentación y esta es la más viable.

De hecho, si se invertía en un proyecto de aguas profundas para el río, del que se habló durante varios años, se debía invertir 2,3 billones de dólares, pero con Puerto Nuevo se invertirán cerca de 250 millones de dólares.

“Con estas dos grandes apuestas, Barranquilla se pondrá a tono con los grandes puertos del mundo. Un río navegable, que ha sido el sueño del país hace muchos años, y un puerto de aguas profundas que se convierta en un impulsor de los puertos actuales, con los que trabajaría en una cadena de desarrollo. Ambas son reales y están en marcha”, ha dicho el mandatario en las socializaciones de los proyectos del puerto y de la navegabilidad.

Tanto Pumarejo, como Davis y las comunidades que viven a orillas del río son conscientes que todo esto debió hacerse hace muchos años, pero también han insistido en que este es un buen momento para recuperarlo y devolverle la vida que el Magdalena le dio a Colombia.

“El río Magdalena fue la vida de nuestro país mucho antes de que fuera país. Por 100 años lo olvidamos, lo dejamos a un lado, este tiene que ser nuevamente el momento del río Magdalena, la recuperación de su navegabilidad pero también de cuidarlo, de quererlo, de darle vida nuevamente para que nos una como colombianos y para que nos vea salir adelante”, remató el alcalde Pumarejo.